“—¿Cuándo vais a ir a Siria a hacer la yihad?
—Nosotros tenemos la yihad aquí, en Ceuta. No hace falta que vayamos allí”.
Yassin Ahmed Laarbi, alias Pistu, respondió así a su esposa cuando esta le preguntó su disposición y la de sus amigos ceutíes a viajar a Siria para unirse a las huestes del Estado Islámico de Irak y Levante (EI) que combaten al régimen de Bachar el Asad. Él y sus adláteres acababan de mandar hacia la muerte a 14 jóvenes, la mayoría ceutíes, de los que ocho murieron, en su mayoría, en acciones suicidas y causaron decenas de víctimas.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional, que dirige Javier Zaragoza, concluye que de la respuesta de Yassin y de la información obtenida en una larga investigación judicial se demuestra que la primera célula ceutí desarticulada por la Policía en 2012 por el envío de muyahidines a Siria, también preparaba la yihad en Ceuta. Los que se habían quedado tenían la disposición de hacer ataques en España como homenaje a los que iban a morir
Los fiscales Javier Zaragoza y Vicente González Mota solicitan para Yassin y para otros diez detenidos penas de 12 y 10 años de prisión por dirección e integración en el Frente al Nusra y en el Estado Islámico, la brutal organización terrorista que domina algunas ciudades de Siria e Irak y persigue la implantación de un nuevo Califato.
Esta es la primera acusación de la fiscalía contra una célula dedicada a nutrir de combatientes a organizaciones yihadistas en Siria. El caso lo instruye el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. Entre los predicadores salafistas que arrastraron a la yihad a los combatientes españoles se encuentra Omar al Hadouchi, puesto en libertad en Marruecos por indulto real tras haber sido condenado por instigar los atentados terroristas de 2002 en Casablanca, entre los que se encontraba la Casa de España, un hecho que los fiscales destacan en su argumentación. Al Hadouchi ha participado en numerosas actividades contra lo que denominan régimen infiel de Bachar el Asad.
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