Un milagro. Otro milagro. A 154 kilómetros del epicentro del terremoto que ayer volvió a sacudir Nepal, los 5.000 habitantes de la aldea de Bhimphedi están vivos gracias a su nueva pista deportiva, construida con dinero español. Un campo de fútbol sala y una cancha de baloncesto junto a la escuela a 200 metros de las casas del pueblo, que les ha salvado la vida dos veces.
La primera fue el 25 de abril, el día de la inauguración. Todo el pueblo estaba celebrando en el recinto el gran acontecimiento cuando notaron la tierra moverse. Miraron al frente y vieron cómo su pueblo se llenaba de una columna de polvo y sus casas se derrumbaban. Pero la pista donde estaban quedó intacta. Seguramente si la inauguración hubiese sido otro día muchos hubieran muerto. El segundo seísmo de ayer lo vivieron desde el mismo sitio. Pero esta vez no tenían nada que celebrar. Se habían instalado en tiendas de campaña en la pista deportiva por miedo a regresar a sus casas. Y volvieron a ver 18 días después cómo los pocos recursos que les quedaban desaparecían entre los escombros.
Uno de los artífices de este 'milagro' se llama Juanjo Rodríguez, tiene 64 años, es un consultor informático jubilado y estuvo presente la mañana de la inauguración del recinto deportivo el 25 de abril. El de ayer lo vivió desde su casa en San Sebastián de los Reyes (Madrid), pero se ha podido comunicar por Facebook con Surendra Thike, el director de la escuela de Bhimphedi, para saber cómo están. "Todos estamos bien. Hemos vuelto a sentir los temblores y pensábamos que el techo se nos venía abajo. Pero, salvo alguna pequeña grieta, la escuela y la pista deportiva siguen intactas", cuenta Surendra en el mensaje de alivio que recibió ayer Juanjo, que lleva 23 años viajando a Nepal para ayudar a los niños sin recursos. Participó económicamente en la construcción de la escuela y montó un aula de informática en el centro.
Él y su grupo de cooperantes reunieron 23.000 euros y tardaron tres años en construir el complejo deportivo. "Eran las nueve de la mañana cuando empezamos la inauguración. Habían acudido personalidades importantes de Nepal como el Ministro de Deportes. Dos cooperantes catalanes de la ONG Amics del Nepal estuvieron entrenando dos semanas antes a los niños de la escuela para que jugasen un partido de baloncesto inaugural", recuerda Juanjo. "Al terminar el partido, a las 12.10, mientras jugábamos con los más de 200 niños que había, empezamos a notar temblar el suelo. Duró un minuto y medio, pero los niños lloraban y gritaban de un lado para otro. Nosotros les abrazábamos y decíamos que no pasaba nada, pero al ver como el pueblo se derrumbaba también nos asustamos".
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